Érase un barrio dirige la mirada a El Cabanyal y los Poblats Maritims de Valencia. Es una nueva serie compuesta por unas veinticinco obras de pequeño y mediano formato. En ella se incide en el trasmitir el barrio, su presente y sus anhelos con una narrativa de técnica mixta entre pintura y fotografía, siguiendo así las series anteriores Cuentos del Cabañal, Historias del Cabañal, Yellow City…
El proyecto empieza en el 2010, en el barrio amenazado de expolio, y continúa hasta ahora, cuando ya se ha liberado de la amenaza pero aun con muchas batallas por librar. Las fotografías de las que parten las obras se tomaron en el momento clave de este lugar, entre su pasado ya imposible y el futuro aún incierto. Está retratado solo un instante de la historia del barrio al paso vertiginoso de transformación. Pero al día de hoy, reformado, repintado y globalizado, invadido por los visitantes a corto plazo, tocado por la gentrificación y las nuevas modas, el antiguo pueblo de pescadores aún conserva su esencia, su peculiar y ecléctica belleza popular.
El proceso creativo se inicia en el contacto directo con el barrio, perdiéndome en sus calles y callejones, fotografiando todo aquello que me permite la tarjeta de memoria de la cámara y las vecinas del Cabanyal desconfiadas. Las imágenes extraídas se descomponen en fragmentos con los que luego se crean nuevos pasajes, nuevas calles imposibles. A continuación, estas imágenes se transfieren al soporte de madera y son intervenidos con la pintura acrílica, barnices y otros materiales pictóricos. De-construido y luego construido de nuevo con otras leyes propias de una obra de arte, el Cabanyal resultante no es solo un juego visual, un homenaje a la estética de sus casas y calles, arquitectura y revestimientos, sino también una llamada a ser conscientes del valor de aquello que nos rodea, una invitación al respeto, a la memoria y a la protección del patrimonio cultural e histórico de nuestras ciudades.